El proyecto consta de residencias de ancianos que albergan a 120 residentes, actividades de guardería y un gran restaurante destinado a proporcionar 500 comidas al día. El diseño toma en serio la tarea de abrir los edificios al paisaje mientras duplica su capacidad en comparación con el anterior. El proyecto reúne los diferentes activos del sitio: el pueblo, el valle, la nueva escuela y el parque; con un espacio abierto central, actuando a la vez como acceso al parque, plaza pública para el pueblo, y conexión exterior entre equipamientos.
Los tres nuevos edificios, organizados alrededor del área central, caen abiertamente en cascada hacia el sur, dirigiendo el movimiento desde el pueblo hacia el bosque. En el medio, la guardería funciona como una ‘villa’, una casa visible y reconocible frente a la plaza con un restaurante en su planta baja. Los edificios residenciales, meticulosamente estudiados como ricas unidades agregadas, brindan espacios íntimos para el encuentro mientras permanecen abiertos y bien conectados. Una construcción a dos aguas, con grandes ventanales individuales y toldo para protección solar, otorga a los residentes la sensación de autonomía y estar en casa que se merecen.