23.120 m2 juega una dimensión esencial dentro del mensaje humanista que representa. Plantea la cuestión de cómo pasar de la reclusión a la apertura en todos los sentidos del término: urbanístico, arquitectónico, paisajístico, psicológico y sensible. En otras palabras, estamos buscando formas de hacer que el hábitat vivo coexista a todas las escalas y para todo tipo de entornos: vegetal, animal y humano.
Nuestro equipo propone una hipótesis ambiciosa, más allá de una simple combinación de programas bien ajustados en un centro urbano conocido en todo el mundo. Esta visibilización exige superar los parámetros inmediatos del virtuosismo de los diversos expertos invitados a expresarse en el presente concurso e implica descompartimentar conocimientos y habilidades para un horizonte abierto a apropiaciones aún hoy imperceptibles.
Entendemos el espacio de la maqueta como una oportunidad para hacer ciudad. Transformar el espacio penitenciario en un nuevo centro de actividad cívica de la ciudad. Un espacio urbano abierto, transparente, permeable y lleno de vida. Por eso creemos en una intervención en 4 grandes manzanas que comienza con la construcción de un gran verde común, una explanada desjerarquizada e incluyente que pueda soportar todas las actividades de la ciudad. El segundo paso es conservar la esencia formal de los tres edificios que componen La Modelo, a través de su estructura y dotándola de los usos adecuados a cada edificio. La tercera es equilibrar los programas y relacionarlos desde: la posición relativa/visual del entorno, una organización de más público a más privado y finalmente de más ruidoso a más silencioso. El último paso es convertir esta intervención en un referente climático para la ciudad, un refugio climático urbano.