Situada a medio camino entre Sant Lluís y Cala Torret, la casa original de Sa Vigia es un edificio de finales de los 90, de ladrillo y cemento, desprovisto de cualquier rastro de sabiduría popular, inherente a la arquitectura tradicional menorquina.
La gran virtud de esta finca es que se encuentra en medio de un fabuloso paraje natural: campos de trigo y vegetación baja, olivos y algunas higueras, seguidos de un entramado de muros de piedra seca en perfecto estado que muestran -una vez más – la firme convicción y concienciación de la sociedad menorquina de preservar su patrimonio, sea del tipo que sea.
La propuesta arquitectónica de la casa existente no pretende hacerla desaparecer, sino que propone una serie de intervenciones a pequeña escala para volver a enraizarla en el paisaje y mejorar su confort y experiencia.
Debajo de esta aparente moderación se encuentra un objetivo mucho más profundo: transformar los volúmenes actuales, cajas aisladas del exterior, en un continuo de espacios algo protegidos, donde las definiciones de “interior” y “exterior” son completamente ambiguas.
Emplazamiento: Sant Lluís, Menorca
Estatus: construido 2019
Área: 514,90 m2
Obra: Marc Camps
Mediciones y presupuestos: Mario Barredo
Mobiliário: Reyes Font
Cliente: Privado
Imagenes: José Hevia